“El tiempo es dinero.”
¡Qué cierto es esto!
El tiempo también es un regalo. De hecho, es el recurso más valioso que usted y yo jamás tendremos. La forma en que lo usamos influirá en nuestro potencial de ingresos, la forma en que gastamos nuestro dinero, la calidad de nuestras relaciones y nuestra salud en general.
El tiempo también es el máximo ecualizador: no importa quién es usted o dónde nació, tiene exactamente las mismas 24 horas todos los días y la libertad de decidir cómo va a usarlas.
Hace poco estuve escuchando un podcast con el autor y orador, Rory Vaden como invitado. Rory explicó por qué la idea de “administración del tiempo” es tan peligrosa, porque el tiempo es imposible de administrar. Solo puedes manejarte a ti mismo. El tiempo seguirá, ya sea que prestes atención o no, así que en lugar de tratar de manejarlo, debemos enfocarnos en maximizarlo.
La simplicidad de esta verdad me llamó la atención, porque transfiere la responsabilidad de mi agenda diaria del tiempo a mí. Nunca podré ser una víctima de “estar ocupada” o de un “horario abarrotado” porque he permitido, otorgado acceso a, cada elemento de mi calendario. El tiempo no se apoderó de mi día. Yo soy responsable.
La importancia de nuestra responsabilidad al usar nuestro tiempo bien aumenta como creyentes en Cristo. Si el tiempo es nuestro recurso más valioso, y Dios nos ha dado la libertad de usarlo como queramos, entonces el tiempo, más que nada, debe estar sujeto a Cristo. Qué tan contradictorio para mí entregar mi cheque de pago a los propósitos del Reino, pero no de la manera en que paso el día. Podrías fácilmente compararlo con la Parábola de los Talentos: dos hombres usaron los recursos que se les dieron sabiamente y multiplicaron su dinero. Un hombre lo acaparó y fue castigado. Si bien no podemos multiplicar el tiempo en sí mismo, cómo lo usamos determinará nuestra multiplicación en otro lugar.
Cuando la mayordomía de nuestro tiempo y dinero trabaja en conjunto, nuestro potencial para el Reino aumenta exponencialmente.
Gran parte de esto se debe al hecho de que el tiempo y el dinero tienen una relación tan estrecha y correlacionada. Cuando un empleado usa su tiempo sabia y productivamente, se convierte en un mejor empleado y puede recibir un aumento, promoción o nuevas oportunidades vocacionales. Cuando una madre usa su tiempo a lo largo de la semana sabiamente para planificar, presupuestar y organizar, ahorra dinero al hacer mercado, reduce el estrés y aumenta su ingenio. Mientras mejor administre su tiempo, más dinero podrá ganar. Y cuanto mejor administre su tiempo, más dinero podrá ahorrar.
Lo inverso también es muy cierto: cuanto más tiempo desperdicies, más rápido disminuirá tu potencial de ganancias y más dinero desperdiciarás. De hecho, a veces el mal uso de su tiempo puede costarle mucho más de lo que haría un gasto excesivo.
La Biblia habla extensamente acerca de usar bien nuestro tiempo- Salmos 90:12 nos recuerda pedirle al Señor, “enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.” Proteger nuestros corazones y mentes tiene una influencia significativa en cómo gastamos nuestro tiempo y dinero.
Más que nada, debemos administrar nuestro tiempo sabiamente para poder servir a Dios. Pero muchos de nosotros estamos demasiado ocupados… a veces, estamos demasiado ocupados haciendo cosas para Dios que descuidamos hacer las cosas de Dios.
Decide ser el mejor usuario de tiempo que puedas ser. A medida que trabaje su presupuesto, mejora su estrategia de ahorro y aumenta lo que da, ore por sabiduría sobre cómo aumentar su productividad también. Honre a Dios en la forma en que hace su trabajo, cuida su casa e interactua con otros. Al igual que hacer un presupuesto le obliga a reducir el exceso, organizar su tiempo también le obligará a hacer sacrificios disciplinados. Puede significar despertar 15 minutos adicionales temprano en la mañana o eliminar Facebook de su teléfono, pero oramos que sea alentador para usted.
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